Investigación

La lucha infinita de Maria Luisa Fleita: ‘seguiré pidiendo la libertad de mi hijo’

Este es el testimonio de la madre de Rolando Vázquez Fleita sobre el infierno en que se han tornado sus vidas desde que lo apresaron en julio; durante el juicio de apelación este lunes 23 de mayo, la Seguridad los sacó abruptamente

Por Darcy Borrero Batista

A la izquierda, Maria Luisa Fleita Bravo, madre del manifestante Rolando Vázquez Fleita.(Cortesía de la entrevistada)

Sobre el manifestante del 12 de julio Rolando Vázquez Fleita (31 años), nacido en La Habana, albañil de oficio y residente en el barrio La Güinera, en esa ciudad, la Fiscalía ha escrito que se encuentra “inscrito en las organizaciones políticas y de masas”, se dedica “a la venta de materiales de la construcción” y —reconoce ese órgano del sistema judicial— no le constan antecedentes penales.

Aun así lo acusaron del delito de sedición y fue sentenciado en primera instancia a privación de libertad por un término de 21 años. En un documento firmado por el fiscal Yohandris López Parra se lee que “a medida que los acusados Wilmer Moreno Suárez, Odet Hernández Cruzata, Reynier Reynosa Cabrera, Fredy Beirut Matos, Katia Beirut Rodríguez y Luis Frómeta Compte continuaron caminando por las calles de dicha localidad y gritando consignas contrarrevolucionarias, poco a poco se les fueron sumando indistintamente más personas”. Entre ellas mencionan a Vázquez Fleita, y por tanto lo presentan como integrante del núcleo que atrajo a unas “300 a 400 personas”.

Esa mención es una de las seis que se le hacen al manifestante Vázquez Fleita en el documento que lo presenta como integrante del grupo gestor de la protesta, pero en ningún fragmento se explicita su participación específica e individualizada. Básicamente, lo que tiene en su contra la Fiscalía es que se unió a un grupo de personas que caminaron por las calles de La Güinera diciendo consignas como ‘Patria y Vida’.

En el documento se hace referencia a la “forma desorganizada” en que se manifestaron estas personas, de modo que es inconsistente hablar de liderazgo.

No obstante, la Fiscalía acusó a 96 de ellos de sedición porque les atribuye el “propósito común” de “mostrar un estado de inconformidad, impedir, obstaculizar y perturbar las actividades que realizan los órganos e instituciones del Estado en función de la tranquilidad ciudadana y el orden público, de desafiar e irrespetar sus decisiones —sobre todo a las personas y bienes que los representan y conociendo las medidas establecidas para el enfrentamiento a la pandemia, que ha impuesto condiciones especiales de vida a nuestro pueblo, para evitar aglomeraciones, mantener el distanciamiento social en función de disminuir la propagación de la letal enfermedad”.

En la descripción de los hechos, proponen como elemento relevante que los manifestantes “avanzaron por la avenida de La Güinera mientras expresaban frases denigrantes en contra de la dirección del país e incitando a convocar a que otras personas se les sumaran de forma tal que se mostrara un clima de intranquilidad y violencia”.

Este es el testimonio de Maria Luisa Fleita Bravo, la madre de Rolando Vázquez Fleita. Ella se ha mantenido denunciando públicamente en sus redes sociales el infierno en que se ha tornado la vida suya y la de su hijo desde que lo apresaron en julio. Se ha referido a la mala alimentación interna en los penales, a la prohibición de entrada de alimentos alternativos que llevan los familiares, y sobre todo a la falta de pruebas contundentes para sancionar a los manifestantes.

Durante el juicio de apelación que tuvo lugar este lunes 23 de mayo, en el que Maria Luisa estuvo presente, hubo discusiones que terminaron en la retirada abrupta de madre e hijo —por parte de la Policía— de la sala donde se realizaba la vista oral. A ella, cuenta, la trasladaron en una patrulla y la mantuvieron varias horas en una unidad policial.

De regreso a su casa, aunque estaba muy cansada, accedió a dar una entrevista, pero su conexión a Internet era pésima. Llovía en La Güinera y Maria Luisa temía, entre tanto, que su casa en peligro de derrumbe sufriera más afectaciones. No obstante, desde un móvil prestado grabó un audio que recoge su testimonio de ese juicio de apelación en el cual, colectivamente, revisaron algunos de los 96 casos del barrio.

***

Hoy 23 de mayo fue el juicio de apelación de mi hijo y todo al principio fue bueno, porque los abogados pudieron hacer bien la defensa, de verdad que permitieron a los abogados que hablaran, y hablaron todos bien; todos defendieron a sus reclusos y después que terminó el abogado de mi hijo, que fue el último que habló, le dieron la palabra al Fiscal y este empezó a sacar cosas que no tienen que ver nada con ellos, porque en sí cuando los abogados empezaron a defender, ahí ninguno [de los supuestos testigos que llevaba Fiscalía] tenía pruebas de nada, ni de “fajadera” [enfrentamientos] ni de que [los manifestantes] fueron a la estación de policía el día 12 de julio.

No se encontró ninguna prueba de que fueran para estación de policía, pero después que le dieron la palabra al fiscal, este empezó a hablar cosas que no tenía que hablar como acusándolos a todos ellos [los manifestantes] y entonces al final empezó a nombrar a los manifestantes y a decirles reclusos y en el caso de mi hijo no tenía ninguna prueba, no tenía nada, pero dijo que mi hijo había salido de calle Cantera a manifestarse aun cuando mi hijo vive aquí en calle Segunda y si salió de calle Cantera es porque mi hijo había venido como una semana antes de Rusia y fue a ver a mi familia, que vive casi completa en calle Cantera. Somos nacidos ahí y él había ido a ver a la familia, como he dicho salió de ahí el día de la manifestación (12J) y siguió para La Güinera, compró un refresco. Hasta más, se habló ahí de que mi hijo venía en dirección contraria a la gente que venía por la otra acera de enfrente; y que en cambio él venía bajando por calle D para acá para la casa.

En el juicio, ante la manipulación, mi hijo se alteró y dijo que aquello era una mentira, que él lo que fue a buscar la latica de refresco, pero bueno, no le permitieron hablar y mi hijo se alteró. Ahí vinieron toda la gente de la seguridad, lo aguantaron pero no pudieron con él porque está fortísimo, no pudieron con él, entonces llamaron refuerzos y empezaron a llevarlo a la fuerza, lo apretaron duro y mi hijo gritando ahí, diciéndome ‘mamá, mentira, toda una mentira’ y yo le decía ‘tranquilo, tranquilo, que vamos a pasar. Yo sé que no, yo sé que es una mentira, cómo no voy a saber, yo sé que es una mentira porque tú eres mi hijo’.

Entonces le rompieron el reloj, le apretaron duro la mano y le rompieron el reloj porque es que no podían con él y yo me alteré también y el policía me dijo ‘no, mamá, cállate la boca’. Le contesté: ‘Yo no me voy a callar nada, ese es mi hijo y no me voy a callar’. Una señora enfrente también se levantó y dijo ‘no, no, ella no se puede callar porque es su mamá y tiene derecho a defenderlo porque es una injusticia lo que están cometiendo aquí’. Y yo misma gritando también le dije ‘es una injusticia lo que están cometiendo porque él porque ahí en la calle Cantera vive toda su familia, por qué [el 12J] no podía haber ido a hablar con su familia? Esto es un abuso. Está bueno ya, ya está bueno, ya estamos cansadas de aguantar todo esto y para que sepan todos soy la madre de él y seguiré haciendo videos haciendo cosas, pues ya estoy cansada de tanta mentiras, de tanta y tanta justicia que están cometiendo’. Y de ahí, bueno, ya me sacaron para afuera, no para la calle sino para el pasillo dentro del mismo tribunal y ahí le dije a la seguridad del Estado ‘no lo vayan a tocar porque ese es mi hijo, no me lo vayan a tocar’. Otro guardia salió y me dijo: ‘mamá, tranquila, tranquila, no le van a hacer nada a él’. Y yo: ‘no me lo vayan a tocar porque tú vas a ver, esto va a ser ahora de madre para que sepa, no me lo vaya a tocar porque estamos cansadas de aguantar todo esto’.

Luego me sacaron para la calle y ahí mismo en la esquina me dijo el policía que no había cámara ni nada porque ellos tenían tres cámaras adentro y lo que pasó adentro ellos no lo iban a sacar. ‘No, tranquilo, que no lo van a sacar porque saben que eso se puso caliente adentro, en el mismo salón de juicio’.

Cuando llegué a la esquina había una pila de policías ahí, me viré hacia los policías y volví a decir lo mismo: ‘Yo soy la madre de Rolando, para que sepan que voy a seguir haciendo videos y todo lo que me dé la gana, porque la boca es mía y me da la gana, ese es mi hijo y no hay justicia que están cometiendo en este salado país’.

Al poquito rato, ya me trajeron al patrullero y estaba mi nuera ahí. Qué fue lo que pasó, pregunta y digo que estoy cansada de que todo el mundo se quede callado. ‘Esto tiene que explotar ya, por la injusticia, el desatino que están cometiendo aquí’ y entonces ya en ese momento llega el patrullero con tres guardias; se bajan los tres guardias, uno me dijo ‘buenas tardes, y qué fue lo que pasó’. Y dice mi nuera: ‘lo que pasó fue la injusticia que cometieron adentro y ya ahí estaba uno que me citó aquí a una unidad del DTI’. Y me dijo ‘no monten, que las voy a llevar para la unidad, y me llevaron para una unidad que no sé cómo se llama. Ahí estuvimos como hasta las 6 y pico de la tarde, cuando vino el muchacho que me había citado y empezó a hablar con nosotras: conmigo, con mi nuera, y mi nuera dijo una pila de cosas, inclusive llegando la unidad mi nuera discutió con un policía porque ella estaba tan alterada, que me dijo: ‘no, voy para allí para la calle a fumar. En la patrulla dijeron ‘tráiganlas para la unidad’, y yo dije sí, para la unidad, pero mira, compañero, la del problema soy yo, no es mi nuera y ella me vino a acompañar. Ella tiene derecho a fumar afuera, ¿o tampoco se puede fumar un cigarro aquí?

Entonces en ese momento vino otro guardia y me dijo ‘mira, dile a tu nuera que si quiere que vayan para atrás, se fume el cigarro atrás en el patio y, cuando fuimos para atrás que llegamos mi nuera se fumó un cigarro ahí atrás en el patio. Viene otro policía y dice no se puede fumar y mi nuera le dijo, pero ¿cómo que no se puede fumar? No se puede fumar, ni en la calle se puede fumar. Yo voy a fumar aquí y se acabó y bueno, ya, prendió el cigarro, estaba muy mal, estaba nerviosa y estaba muy alterada y empezamos a discutir [con los policías] hasta que ya ellos se callaron en la boca, no nos dijeron más nada y le dije a mi nuera: bueno, no digas más nada ya. Y ahí nos tuvieron hasta las seis pico de la tarde hasta que vino el DTI y hablaron con nosotras, la misma porquería de siempre, es lo que no hacen ellos a nosotros. Les dije ‘es una injusticia; están cometiendo con ellos [los manifestantes] una injusticia. Si ya los abogados defendieron y dijeron todo lo que tenían que decir por qué el ‘salado’ fiscal ese quiere embarcar a esos niños de esa manera, si ya no encontraron pruebas, no encontraron nada’… y empezamos a hablar ahí hasta que ya vino mi otro hijo más chiquito con un amigo a recogernos. Ahí no nos pegaron multas ni nada, pero está bueno ya, la injusticia que están cometiendo con estos muchachos por gusto, porque es una injusticia, no tienen pruebas ya revisaron los expedientes por qué el fiscal quiere ahora sacar el trapo sucio de que supuestamente se están comunicando con una gente de afuera y que ya sabían que el día 12 se iba a salir y que todo estaba planeado.


Texto publicado originalmente en Diario de Las Américas.

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